La mayoría de nosotros tenemos la tendencia a preocuparnos por cosas que a menudo no están bajo nuestro control. Casi siempre lo que nos preocupa no es mucho más que pensamientos temerosos que nos castigan con exageraciones y percepciones erróneas. Muchas veces, queremos controlar el entorno, el resultado, las reacciones de los demás, etc., lo que a su vez nos lleva a un círculo vicioso, lo que aumenta nuestros niveles de ansiedad.

Pero ¿Qué podemos hacer para tomar el control de nuestros pensamientos y entrenarlos para pensar de manera diferente?

A continuación, veremos 3 formas de hacerlo:

  1. Sea realista sobre lo que puedes controlar. Evalúa e identifica lo que está bajo tu control y lo que no. Cuando veas esto claramente verás que puede elegir la actitud y comportamiento hacia las cosas o circunstancias. Entonces empiezas a tomar el control del interior en lugar del exterior. Ser consciente y hacer una pausa cuando vas por el camino equivocado puede ayudarte a obtener un control realista de las cosas en tu vida.
  2. Analiza tus momentos de preocupación. No existe una solución rápida para dejar de preocuparse. Sin embargo, hay algunos trucos que pueden ayudarte a superarlo. Intenta programar u organizar un «tiempo de preocupación» diariamente. Separa 15 minutos cada día a una hora estipulada para preocuparte. Siempre que te sorprendas preocupándote fuera de tu tiempo de preocupación, recuerda que no es momento de preocuparse y que puedes pensar en ello durante el tiempo programado. Registra tus preocupaciones.  Una vez que hayas terminado con eso, continúa con tu vida como de costumbre. Este es un paso hacia la minimización de sus preocupaciones, ya que ahora piensa en ello solo durante esos 15 minutos y no durante todo el día.
  3. Enfrenta tus miedos. Nuestros miedos a veces se manifiestan como maneras de tratar de tener siempre el control.  A veces enfrentarlos puede ser muy catártico.  Intenta escribir tus miedos.  ¿Qué te pone ansioso/a?  ¿Qué te estresa? ¿Te preocupa lo que piensen de ti?  Luego medita durante unos minutos enfocándote en tu miedo. Profundiza realmente en por qué te preocupas por las cosas que haces. No tengas miedo de revisar esto una y otra vez hasta que comprendas tus propias motivaciones. El autoconocimiento es siempre una hermosa clave para la paz.
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