Si estás listo/a para practicar la gratitud diariamente, comienza con algo pequeño y dedica cinco minutos al día a reconocer todo por lo que estás agradecido/a, ya sea grande o pequeño.
Para desarrollar el hábito, considera vincular tu práctica de gratitud con un ritual o actividad que ya realizas todos los días. Por ejemplo, susurrarte a tí mismo/a lo que estás agradeciendo durante la ducha matutina o escribe tres cosas buenas que sucedieron en tu día mientras realizas tu rutina nocturna.
También puede hacer cosas como darte cuenta y apreciar la belleza de la naturaleza cuando salgas a caminar diariamente, lleva un diario de gratitud o medita durante 10 minutos al día y concéntrate en un mantra de gratitud.
En poco tiempo, te volverás más consciente de los aspectos positivos de cada día y comenzarás a cosechar los beneficios de bienestar físico, emocional y psicológico de estar agradecido.
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